lunes, 28 de diciembre de 2009

DULCE NAVIDAD



Las calles se han llenado de caníbales,
unos copos de silicona caen sobre los ramas
de árboles enriquecidos con votox.
Hice un muñeco de caspa con nariz de payaso
el muñeco apestaba a colonia
y tuvimos que matarlo.
Primero lo cebamos, luego lo sumergimos en alcohol de botellón.


Las calles se han llenado de caníbales furiosos
velocistas compulsivos rugiendo en la gran vía.


Los bancos regalan jamones.
Te ceban luego compras. Me da miedo
que en la entrada tengan bidones de alcohol barato


Es época de extremos. Los ciegos se hacen videntes.
Los ciegos informáticos, e-videntes.
Los gordos se gordifican. Los santos se santifican.
Los muertos silban disimulando (no vaya a ser que algún zombie
les roa la cuenta vivienda).
Los únicos que van a menos son los locos,
que se vuelven indistinguibles.


Es época de olvidos. Los pobres son más invisibles.
El comunismo se convierte un poco a la fe del consumismo,
mismas letras /qué diferencia. Se ha visto a coches aparcando
a humanos en triple fila.


Darwin descubrió la selección natural
sin haber visto nunca unos grandes almacenes.
Hay overbooking en las terminales. Un grupo de terroristas
intentando embarcar. Un grupo de policías intentando cachear.
Unos cuantos banqueros hacen corro vitoreándose
sacando dinero de un cajero. Obispos uniformados
persiguen a escolares con sus mazapanes asomando bajo la sotana.


Altius, citius, fortius,
el homo erectus se masturba viendo un escaparate de Serrano.
En navidad la pornografía se da la vuelta,
las maniquíes no se desnudan, se visten de complementos.


Menos mal que lo importante sigue su curso,
los minutos siguen cotizando 60 segundos,
la hierba no se acelera,
los corazones que latían laten
los que sueñan sueñan


Últimas noticias: han detenido esta mañana
a un individuo dando algo por nada.
Maldito inadaptado.

...

domingo, 27 de diciembre de 2009

LO QUE PUDO SER I







Lo que me hubiera gustado inventar...


























La película que me hubiera gustado hacer...


















El hombre que me hubiera gustado ser...





...


















La pieza que me hubiera gustado componer...








El libro que me hubiera gustado
escribir...


El poema que me hubiera gustado escribir...



Me basta así


Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.



de: Ángel González

SEGUNDO VIAJE

(letra para tango)

El primer viaje no tiene mérito.

Llevado de su mano esquelética,

de esa famélica, siempre hambrienta

curiosidad: el primer viaje

lo hace cualquiera.

Es el segundo el que aposenta y remansa

el que deja un poso sereno, una huella

profunda, sabia.

Hay algo de la esencia del paisaje

que se va con el viajero en su mirada.

Es a veces el quicio de una puerta,

una melodía de arrabal y su nostalgia.

El declinar

de la tarde

o una pantorrilla memorable que se alarga,

o una pintada sobre un muro desgarrado

como un lamento ahogado o como un grito

buscando adeptos para no sé qué revolución.

Pero a su vez, hay un alto precio que pagar,

porque hay algo de la retina del viajero

que se queda adherida en cada esquina

Hay algo del alma peregrina

que se pierde y que se queda, que se muere

en la pila

bautismal de lo vivido.

Por eso, prevenido, voy flotando raseando

tus aceras:

caminito, defensa con lezama,

y más allá la inundación,

por callejas pobladas por mil córneas,

de miradas que pagaron su peaje.

Es el segundo viaje

y no el primero

el que hiere de muerte

serenamente

el corazón.





¿AVATAR O PÁTATAR?



¿¿AVATAR
O
PÁTATAR??




.............................................. .......................................................................Pausa en el rodaje de Avatar


Ayer vimos Avatar. En la oscuridad del cine, me imagino que Pepe flipaba, Sergi que ya la había visto, quizá flipaba aún más rastreando pequeños detalles que se le hubieran escapado, Mara y Elena luchaban contra el sueño y ganaban, yo perdía (vaya racha que llevo). Pero es que la una de la mañana... no son horas. Bueno por lo menos no me maree porque me temía lo peor (yo me he mareado viendo en tercera fila "Ibrahim y las flores del Corán" jeje). Mi versión de los hechos: No diga Avatar, no diga, Pátatar, mejor diga Bailando con Avatars. Porque da tufillo a Kevin Costner bailando alrededor del fuego con sus colegas indios (además de otras pelis como el rey león, Robocop, Gorilas en la niebla). Está bien el cine. Mola. ¿No tienes mucho que contar? no importa, con unos efectos informáticos de flipar a la gente ya le vale. La peli está bien eh. Que no digo nada. Además los muñecos están muy logrados. En ningún momento parecen pitufos. Yo lo que digo son dos cosas: el cine es una manera más de contar historias, sin historia no hay cine, y aquí el cuento, no es que sea flojo, -ya sabes que no vas a ver Dogville-, lo que pasa es que está visto pero unas cuantas veces además. Y dos: me preocupa que el cine se pueda quedar en esto. La crisis de guiones, con hollywood lanzándose a comprar ideas que se gestan en Europa y a hacer remakes de películas antiguas o que se han hecho fuera de Estados Unidos es así. Hay una crisis de historias. No me gustaría que el cine quedara en entretenimiento nada más, en efectos especiales, en ritmos frenéticos que más que cine parecen un videoclip. No digo que no me gusten los videoclips. Pero a mí el cine que me gusta es el que hace pensar, y todavía más sentir. Si encuentras una película que te haga pensar y sentir, entonces avísame (Hay excepciones, por ejemplo, Love Actually. Que me hace pensar y sentir y no me gusta. Me hace pensar: ¿Pero qué coño les gusta de esta farsa? Y sentir: mm, algo entre la náusea y el sopor). Sólo una reflexión, el ritmo en cuanto a cambio de plano de las películas "antiguas" ha cambiado totalmente con respecto al ritmo de las pelis actuales. Hoy día una película con planos que "se extiendan" más allá de 4 sg. a la gente le parece lento. Esto los niños lo maman desde pequeños. Todo termina pasando factura. Luego nos quejaremos de que la sociedad cada vez es más frenética y que lo queremos todo y lo queremos ya (Viva Queener!) Pero vamos, que la peli mola, eh. Id a verla. Te regalan unas gafas.

Na más.
..
P.D. Por cierto no os perdáis "Opositland", tiene muy buena pinta. Va de una jauría de opositores enfurecidos que toman las calles con la Constitución en una mano, y un tocho de Derecho Civil en la otra. Por supuesto, un grupo de héroes encarnan la resistencia, un grupo de juerguistas de bar, que se lo pasan bien con cualquier cosa, salen hasta tarde, se toman las cosas con humor y no le hacen ascos a nada. Yo desde luego voy con los opositors. I love you.
...

sábado, 26 de diciembre de 2009


ABORDAJE




Llega a deslizarse el mar

hasta tus ojos

trepando por tus labios

planea darte un beso.

Si no te alcanza no se rinde:

desanda sus huellas paso a paso

reclutando esperanzado un ejército de olas.

...

Es un prodigio de espuma su estrategia

pues te ofrece siempre cerca un horizonte.

El mar que es un amante veterano

sabe mucho de abordajes y sirenas

y tiene tu nombre tatuado

en las oscuras arenas de su fondo.
..

y tú,

que ya acunaste al viento entre sus brazos

y tienes los ojos llenos de gaviotas

deslizando el mar hasta tus ojos

sola, en su orilla,

.............................naufragas,

.............................................. eres,

............................................................................................. lloras.




...

jueves, 24 de diciembre de 2009

METAMORFOSIS


¿Cómo puede uno identificarse con algo que no existe? que no ha existido nunca. ¿Es posible ser lo que somos sin que nada ni nadie nos saque de nuestro eje? ¿Es posible acaso llegar a saber lo que somos? ¿Podemos Ser, desde la espontaneidad, desde el acto naciente, o estamos obligados a repetir y repetir? Estamos condenados a ser un pendulo que reacciona ante lo que otros péndulos hacen o dicen?



....Martín Guillermo se conoce muy bien, ha convivido consigo mismo y casi con nadie más desde hace 37 años. Pasa sus días trabajando en una peluquería de Orcasitas y sus noches en un piso de alquiler en Entrevías.

Se conoce y no se conoce.

Al mirarse en el espejo cada mañana su imagen le reta. Un instante de extrañeza, un brillo en los ojos que no es suyo. Meticulosamente examina cada poro, cada impureza. Meticulosamente se afeita dejando una línea de bigote encima del labio superior. Meticulosamente repite el mismo ritual tocando con sus dedos cada hueco, cada pliegue de su cara. Intentando atrapar esa extrañeza. Ese algo que no es suyo pero que está ahí, en el espejo. Definitivamente Martín Guillermo es un hombre meticuloso. Y pasa largo rato intentando saber, por qué la imagen que le devuelve el espejo no le gusta. Quizá sea la nariz algo pequeña, o los ojos caídos, los labios formando un cierre que no encaja, o el labio superior algo más pequeño al caer sobre el inferior, formando un rictus de desagrado incluso en los momentos en que quiere sonreir, torciéndole la boca hacia abajo. Martín Guillermo es un hombre meticuloso e insatisfecho.

....Esta Nochebuena hace frío de verdad y aunque otros años solía ir andando, esta vez toma el autobús. Se baja unas paradas después y se dirige, con pasos cortos, a casa de su madre. Luisa, es una mujer viuda. Vive sola en una casa grande en Conde de Casal. En esa casa, su madre parece diminuta.

- Guillermo, hijo. ¿Hace frío? -ella siempre le llamaba Guillermo-.
- No mucho, además el autobús me dejó cerca.

La mesa ya está puesta como siempre. La casa adornada, con el mismo espumillón, y el mismo belén descascarillado de escayola de su niñez. Es curioso comprobar que a pesar de los adornos, siempre hay un halo de opresión en esa casa. Como una fuerza sobre los hombros que te achica si permaneces el tiempo suficiente. Afortunadamente Martín Guillermo sabe que la cena no se alargará demasiado, porque todo responde a un ritual establecido. Ella preguntará por su trabajo. Él se encogerá de hombros. Y ella escurrirá el silencio encontrando palabras-basura, algo con lo que llenarlo.

- Come, que hay más ¿eh?, ¿te traigo?
- No, está bien así, de verdad.
- Si no te gusta puedo hacerte otra cosa.
- Sí me gusta, si sabes que me gusta, todos los años cenamos lo mismo y siempre me lo preguntas.
- Por si acaso, como tú nunca dices nada.

Entre silencios y alguna llamada al móvil la noche pasa rápida. Todo ritual responde a una necesidad. La cena de Nochebuena responde a la necesidad de que todo siga igual. Para Luisa seguir igual es un triunfo y se dedica a ello. Como un trabajo, una obligación a la que dirigir toda su energía. La verdad o el sentimiento nunca parecieron importarle. Muy al contrario, mantener el equilibrio, requiere una labor de orfebre y vigilancia, de represión de cualquier atisbo de verdad y de emoción. Como un líbero de los de antes, atenta a la jugada, Luisa siempre ha sabido mantener la defensa en guardia, consagrando su vida a no hablar de todo aquello que le producía dolor.

Había transcurrido poco más de media hora cuando Martín Guillermo envió un gesto característico, cuyo significado no dejaba dudas. Se removió en la silla. Apoyó las manos en los muslos. Se inclinó ligeramente hacia delante, casi se diría impulsándose unos centímetros hacia arriba, y asintió mirando a su madre.

- Bueno mamá, estaba todo muy bueno.
- Es muy fácil, un día tengo que apuntarte la receta.
-Sí. Bueno. Tengo que irme.
Ya en el pasillo, al coger el abrigo algo extraño sucede. Algo que rompe el código estricto. Que se sale por una vez del guión. Junto a la puerta entreabierta al besarse en la despedida, su madre se detuvo un instante y le acarició la mejilla, con el aire sombrío del feligrés que va a confesarse tras años de no hacerlo.
- Nunca te lo he dicho Guillermo, pero me gusta cómo eres. Eres buena persona. Y sé que muchas veces no te di lo que necesitabas. Pero tienes que entender que la muerte de tu hermano... -perdiéndose en un susurro- no me dejó hacer las cosas de otra manera.

A Martín Guillermo se le dibujó un rictus de desagrado en los labios.

- No importa mamá. Hiciste lo pudiste.

Y se dio media vuelta, cerrando los puños bajo el abrigo. Pensando que quizá, aunque no lo pareciera, en el fondo, las palabras de su madre sí estaban en el guión.

Un segundo de sinceridad siempre es necesario de vez en cuando, como una válvula de olla exprés. Después de esa concesión a la ternura, de alivio momentáneo en las entrañas, uno puede volver a entregarse, con redoblados esfuerzos, a la heroica tarea de que no vuelva a repetirse un nuevo instante como ése.

Me gusta cómo eres, me gusta cómo eres, le retumbaban las palabras, rebotándole en el cogote y volviendo a entrarle por las sienes. Sin embargo, lo más extraño de la noche ocurrió al llegar a casa y mirarse nuevamente en el espejo. Tuvo un momento de pánico. Incomprensiblemente la fina línea del bigote encima del labio estaba casi borrada. Una mirada diferente le contemplaba desde el otro lado del marco.

Al día siguiente saltó de la cama con una energía inusitada, deseando que todo hubiera sido un mal sueño. Una jugarreta del vino de la cena. Pero no fue así. Al asomarse sobre sí mismo, comprobó que el bigote practicamente había desaparecido. Y no sólo eso. Los ojos parecían ligeramente más grandes, lo que hacía que la cara fuera más armónica. En un principio pensó en llamar a alguien para contárselo pero no supo a quién. Lo sorprendente, días después, es que nadie en la peluquería, ninguna clienta de toda la vida, ni su compañera parecieron darse cuenta de nada. Durante varias semanas se siguieron produciendo cambios casi imperceptibles. Así que redobló sus esfuerzos delante del espejo observándose. Si bien al principio los cambios le producían extrañeza y no podía entender qué le estaba sucediendo, y aún menos que todo el mundo le tratara como si nada estuviera pasando, con el paso del tiempo Martín Guillermo fue reconciliándose con su imagen. Porque había que reconocerlo, ahora su cara era mucho más bella. Empezaba a gustarse. En alguna ocasión incluso, le pareció encontrar la mirada perdida de alguna mujer esperando su turno en la peluquería. Una mirada diferente, en la que creyó encontrar algo hasta ahora desconocido para él. Deseo.

Hacia el mes de Junio su imagen era totalmente diferente. Las orejas se habían empequeñecido. La nariz se había transformado en una roca, que daba personalidad a su expresión. El cierre de los labios, preciso y seductor. Tras los ojos una mirada segura como de anuncio de colonia. El pelo había ido oscureciéndose hasta hacerse llamativamente negro, y formar un flequillo que prácticamente levitaba sobre su frente. Y no sólo era la cara. Los hombros eran ahora más anchos. Caminaba más erguido y podía medir 4 centímetros más. La ropa ya no le valía. Este era uno de sus referentes, que le recordaban que hasta hace pocos meses, él era otro. Por lo demás, aunque al acostarse trataba de hacer metódicos esfuerzos por recordarse, ya prácticamente no le venía su antigua imagen.

Al llegar Agosto empezó a sentirse realmente guapo. Llamaba la atención. No tenía que hacer ningún esfuerzo, las chicas se acercaban solas. Empezó a desarrollar un buen humor desconocido hasta ahora para él. Ingenioso, agudo, seductor. Se despertaba en camas ajenas con el calor húmedo de un cuerpo a su lado. Atrapado por brazos y deseos que mutaban de noche en noche. Pensando, ¿quién era yo? ¿quién soy? Es mejor así.

En Septiembre comenzó a trabajar en una pequeña empresa de asesoramiento de imagen. Para Noviembre, gracias a su meticulosidad -un raro vestigio del pasado- y a su conocida capacidad de seducción, ya había ascendido y ganaba más del doble. Alquiló un ático pequeño, en la zona de Orense. A pesar de la altitud, desde allí no se distinguía su antiguo barrio.

La noche anterior a Nochebuena. Había pasado ya un año, desde la última vez que vio a su madre. Durante este tiempo habían hablado por teléfono, claro. Y estaba al tanto de sus éxitos. Pero casi no había pensado en ella. Sobre las diez y media recibió un mensaje en el contestador que no entendió. Era una voz de mujer, de fondo se oían risas y voces de niños jugando.

- Cariño, tengo muchas ganas de verte. Luisa y Martín han puesto el árbol, te echan de menos. Dicen que si les has comprado algo. Vuelve con cuidado, mañana nos vemos. Te quiero.

Algo en su estómago se colapsó. Y empezó a sentir una arcada treparle hasta la boca. En un movimiento rápido hacia el baño tropezó y vomitó dos metros antes de llegar a la taza. Allí mareado, en el suelo, sin saber quién era ni por qué, trató de zafarse de su propio vómito. Como si fuera el rechazo de un trasplante, algo en su organismo se revolvía en sus tripas. Arrastrándose llegó hasta el sofá y se dejó caer. Y fue sumiéndose en un vago sopor. Una botella de vodka abierta en el minibar vino en su ayuda. Y así pasó varias horas, dormitando y despertándose, sumido en el recuerdo de su propia vida. Entre nubes y bruma con olor a alcohol creyó ver a su hermano.

-Pero no lo entiendo. Nunca tuve un hermano. Estuviste a punto eso sí. Tuvo que ser jodido morir 4 meses antes de nacer. Mamá siempre hablando de ti, bla bla bla bla, de lo que te deseaba, de lo que supuso perderte, pero no exististe. No es justo. No naciste. No fuiste. No eres. Fuiste lo que fuiste, solamente un aborto. Yo no tuve la culpa. Llegué años después. Cuando ya nadie lo esperaba.

Sollozando como un niño, Guillermo creyó verse en la botella de vodka vacía, rodando por el suelo. Con su ridículo bigote de antaño y su sonrisa torcida. A duras penas, a cuatro patas, se acercó a la ventana y la abrió agarrándose al tirador. El tráfico navideño amortiguó sus gritos. ¡Martín, Martín!, me he tragado tu historia, hijo de puta. Pero no voy a soñar contigo, puto montón de células. Una foto en blanco y negro. Tu historia no se ha escrito. ¡Yo sí. Yo sí estoy aquí!

Pasaron muchas horas, se despertó junto a la ventana abierta, envuelto en vómito. Anochecía. Con la boca seca, un intenso dolor de cabeza le dio la bienvenida. Se apoyó contra la pared. Un reloj marcaba las 5 y media. Había pasado semiinconsciente desde la noche anterior. Se incorporó y casi vuelve a tropezar con la botella. Se dio una ducha rápida y se miró al espejo. Todo seguía igual. Sonrió y un hermoso rostro le devolvió el gesto. Se anudó la corbata. Nudo windsor. Se puso el abrigo y las piernas le llevaron solas. No sabía conscientemente a dónde se dirigía pero había algo que le impulsaba en volandas por las aceras. Cinco minutos después llegó a un edificio alto y lujoso. Nunca había estado allí, pero entró decidido. El conserje le saludó con familiaridad. Tomó el primero de los tres ascensores y se bajó en el séptimo piso. Tragó saliva. No sabía bien qué hacía allí. Se situó en frente de una puerta agradable, con un adorno navideño en el centro. Dentro se oía jolgorio. Llamó a la puerta con seguridad, tres veces, al timbre. Todo ritual responde a una necesidad. La puerta se abrió y de pronto, en ese momento supo quién era. Una mujer atractiva le abrazó y le besó. Dos niños corrieron hacia sus piernas. Al fondo, su madre, Luisa, sonrió radiante.

- ¡Martín hijo! cuánto tiempo has tardado.
´....

martes, 22 de diciembre de 2009

CINCO MINUTOS


....Soñé que me quedaban 5 minutos de vida. Era un día lluvioso como hoy. Iba a la altura de la calle Larra. Doblaba por Sagasta y un reloj de una marquesina marcaba justamente las ocho menos cinco. Más adelante dejé a mi izquierda Churruca y a grandes zancadas llegaba a la altura de Bilbao. Habían transcurrido unos 2 minutos. Bajé las escaleras del metro a toda velocidad, con la conciencia de que iba a morir. De que apuraba mis últimos momentos. Sentí un dolor agudo al bajar los últimos escalones, una punzada de nostalgia. Era la última vez que bajaría esas escaleras.
- ¿Y qué pasó?
....Todo transcurría muy rápido. El metro tardó 35 segundos. Una mujer mayor casi me arrolla al salir del vagón. Se parecía a mi madre. Me siento en el vagón y cierro los ojos. Los vuelvo a abrir y veo a una chica joven, estudiante, con rastas, mascando chicle. Me gustaba. Vuelvo a sentir una punzada. Nunca podré hablar con ella.
Sólo me quedan 2 minutos. Finalmente el tren arranca. Al introducirse en el túnel siento algo raro, no sé decirlo. Se me cierran los ojos y pienso ya está, se acabó, no volveré a abrirlos. Pasan varios segundos más y nada, ya no oigo nada. Vuelvo a abrir los ojos. Miro desesperado a mi alrededor, el vagón está extrañamente vacío. Un ciego sentado al fondo del vagón me mira sin mirar. La chica de rastas me da la espalda. Siento que no hay solución. He llegado a mi final. Cuento hacia atrás, 10, 9. Me despido de todo, de tantos sueños anteriores. Casi no puedo respirar. 8, 7, 6. Lucho por seguir ahí. Y no entiendo. No entiendo por qué. Por qué ahora. Por qué no puedo tener 5 minutos más. Si tuviera al menos 5 putos minutos más. Los ojos se me vacían. Hace tanto tiempo que no lloro.
Finalmente, la cuenta llega a 0.
- ¿Y?
- Y nada, ahí acaba el sueño.
- Pero cómo sabe que ha muerto.
- Lo sé. Simplemente. El sueño dura apenas 3 segundos más. Es como si mi mirada se elevara. Veo el vagón, la chica, el ciego y ya, en un plano picado acojonante.
Un silencio se hace entre los dos. Unos segundos. Tac Tic. Y sigue preguntando:
- Bien. Bueno. Y quién mira su muerte.
- No entiendo.
- Sí, para quién muere. Quién querría que lo viera.
- No sé. No quiero que nadie lo vea. No lo entiende. No muero para nadie ni para nada. Me angustia. sueño con ello pero no lo deseo. Qué voy a hacer, no puedo elegir.
Tarda más de un minuto en proseguir.
- Es un sueño. Nada más. Con cuántas cosas habrá soñado en su vida. ¿Recuerda? ¿Se cumplieron?
- No. No recuerdo. No lo sé. Nunca he sido bueno para recordar sueños. Sin embargo ahora estoy convencido de que va a ser así. No puedo hacer nada.
- Claro que podrá. Tiene que poder. Nos vemos todos los martes ¿no?
....Una leve mueca de sarcasmo se le dibuja en los ojos. Por unos segundos se le congela extendiéndose por el rostro.
- Y sin embargo hay algo inquietante en todo esto, la precisión, lo cuenta con tanta precisión...
El reloj marca las ocho menos 1o.
- Bien Roberto, espero verle el próximo día. Pero hágame un favor, hoy no tome el metro, -sonríe-,... por las dudas. Se miran durante un instante. Roberto baja la vista.
Al llegar a la calle ya ha entendido que su maldita cuenta atrás ha comenzado y entiende que todo lo que ha vivido ha sido necesario para llegar a ser quien ha sido. Y no le sobra nada. Casi sin querer, sale de Mejía Lequerica y toma la calle Larra. Dobla por Sagasta y mira de reojo a la marquesina. A grandes zancadas llega al altura de Bilbao y baja desbocado las escaleras. Los ojos se le deshacen. Un dolor agudo y conocido le atraviesa. Al llegar su vagón una mujer mayor casi le arrolla al salir. y Roberto no puede dejar de pensar que todo se cumple según lo previsto. Una chica con rastas, de pié junto a la puerta, le mira sin interés. Desesperado mira al ciego que le mira y comprende todo. Va a morir. Ya no tiene ojos, sólo agua. Los cierra y se despide. El círculo se cierra.
- Por favor, 5 minutos, quiero tener 5 putos minutos más. Tac tic tac.
- Me ahogo.
....Vuelve a abrir los ojos y cuenta hacia atrás. Y piensa en dormirse. Dormirse para escapar. Qué idiotez. Esto se acaba. No puedo más.
....Y fue en ese momento. cuando las agujas se cerraban sobre las ocho. En ese momento. Cuando ya solamente un hilo de aire entraba en sus pulmones. Justamente, en ese momento. Cerró los ojos, y decidió volver a despertarse.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

PLATÓN Y EL ISLAM


Las de la foto son presentadoras de un programa en la cadena Awtan Tv en Arabia Saudí. Lo normal en este país es que no haya mujeres en los programas, es decir que el hecho de que las presentadoras de la foto tengan un programa en la tele, es el no va más del progresismo y la igualdad de sexos. El no va más al que han logrado llegar, claro está. Lo que llevan puesto parece que se llama "niqab" y a duras penas deja unos centímetros para los ojos. Terrible. Pero lo que me llama la atención es la manera tan perversa de interpretar la realidad que tienen tanto las protagonistas de la foto como las autoridades masculinas. Me diréis que la realidad no existe. Que es una construcción de cada uno. Y de verdad que yo lo creo. La realidad es algo que cada uno construye en su cabeza. Las cosas no son como son, son como nos las contamos a nosotros mismos. La narración de lo que nos decimos. Pero hay unos límites. Que la realidad sea más compleja y poliédrica de lo que parece no significa que podamos decir que es de día si son las 3 de la madrugada. Dicen ellas que "el niqab no nos impide hacer nada..." y orgullosas añaden que "recibimos llamadas de televidentes de varios países que nos animas a seguir haciendo lo que hacemos". El ser humano es increible, puede disfrazar la mayor de las locuras como el disfraz de la normalidad. Lo que me sorprende en definitiva es que son ellas mismas las que lo ven como algo normal, hasta el punto de negar lo evidente. No nos impide hacer nada, bueno, para empezar te impide el sentirte cómoda si enseñas tu rostro. Te impide sentirte bien si te quitas las cadenas. Hay un paradigma no escrito (o casi) en cuanto a salud mental. Una cosa es NECESITAR las cosas y otra cosa es PREFERIRLAS. La diferencia no es pequeña. En la preferencia siempre está la salud. En la necesidad, la limitación. Si tú eres capaz de ir con burka y bien, pero también de no llevarlo y a veces no lo llevas, y te sientes cómoda igual, pero prefieres llevarlo: es una preferencia, puedes desarrollarte de las dos maneras, no hay limitación. Pero si TIENES QUE llevar una prenda porque si no... no te sientes bien, te sientes indefenso, culpable, etc. puedes jurar que hay algo que no funciona bien. Y desde luego tienes una limitación grave (aplicad el esquema a otros ámbitos, seguro que no lo veis tan claro y en el fondo es lo mismo, ¿son enfermedades las parafilias sexuales?)

No hace falta ser muy listo, a pesar de los disfraces de normalidad y de peculiaridad cultural que se le quiera dar, que tras la necesidad de tapar el cuerpo y en especial el pelo, hay un tabú sexual. Y desde luego una visión machista de las cosas. La principal función de cualquiera de estas prendas es la represión sexual, así de claro. Si consigues reprimir la sexualidad de tu pueblo, tienes todo ganado para poder controlar su conducta, su pensamiento. Tienes todo el poder. Por eso, cuando veo fotos como éstas me surge el pesimismo. Si ni siquiera ellas lo ven, qué se puede hacer. ¿Se puede imponer otra visión de las cosas, "más abierta", "no limitante", "más tolerante"? Evidentemente no. Es el mito de la caverna de Platón llevado a nuestros días.
Para cuándo una revolución, de la gente, para que podamos mandar a todos lo intolerantes a tomar por c. A los que imponen a los demás lo que debe uno pensar, cómo hay que vestir, lo que es pecado, lo que es familia y lo que no, para que podamos mandar a todos los islamistas radicales, católicos radicales, pesados radicales, a una isla y monten su universo paralelo muy santo y muy puro, mientras nosotros bailamos lo que queramos, con quien queramos y vestidos como nos plazca (o desnudos por qué no). Qué curiosa es la debilidad de esta gente fundamentalista, siempre NECESITAN de súbditos que obedezcan, y les devuelvan qué poderoso, puros y verdaderos son.

martes, 15 de diciembre de 2009

EL EFECTO GUNS N´ ROSES

¿A qué llamo el efecto Guns N´Roses? A todo aquello que se supone que es reconocido globalmente como bueno, son buenísimos... vaya temazos.... qué cancionzacas,...pero que a mí me da igual, me la pela señores, iuuuuuju. Sabes que son buenos pero no te interesan. Me pasaba con los Guns. Con Bon Jovi .Y con la trilogía del padrino.
- Pero si es un peliculón.
- Ya
- Y la segunda es mejor que la primera.
- Ya pero es que me da lo mismo.

¿Cómo saber si te está pasando? Básicamente se tienen que dar 3 premisas:
1) Son reconocidos y prestigiosos.
2) Sabes que son buenos.
3) No te entran ganas de verlos/escucharlos, no va contigo.

¿Qué puedo hacer para combatir el efecto Guns N´Roses? ¿seré un hereje del rock? ¿Me estaré perdiendo algo bueno por cabezonería? pues, seguramente pero para qué forzar. Sin embargo con los chicos de este vídeo me pasa al revés siempre me interesó esta canción, nunca tuve que hacer ningún esfuerzo, pero nunca supe si eran buenos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

SONRISITA


Que no, que no puede ser. Que no se puede usar la violencia. Que lo piensas y es aberrante. Nadie, ni siquiera Berlusconi merece eso. Hay que combatir con las ideas. No se puede justificar una agresión y es un pésimo ejemplo. No puede ser. Es muy triste y no se puede apoyar ni aplaudir. Que no de verdad, no insistáis, lo que ocurrió fue lamentable... pero, no os negaré que... , por un segundo, no, por una milésima de segundo... casi se me escapa una sonrisita. Afortunadamente la cordura me volvió y pude cortarla a tiempo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El último mohicano, el último guerrero, el último superviviente... hay algo épico en esto de ser el último, los últimos de Filipinas... los últimos serán los primeros, vaya leche ¿y el penúltimo?


también las pasó canutas pero nadie se acuerda de él. Un poco de respeto para el penúltimo tango en Paris.

......

.................EL ÚLTIMO MOSQUITO


.........................Hay mosquitos... que juraría

.........................haberlos visto en otra parte

...........

.............

............

Van cayendo ya los días

por septiembre.

Presagio de un otoño

fulminante. El viento araña,

el frío acecha,

ya no calientan los días

como antes.

El último mosquito,

enjuto, pragmático,

con una pose estudiada

de otros años,

olisquea el aire

con sus ínfimas narices

trompeteras.

Se detiene.

.....................Astuto.

...................................Observa.

Se arrebuja un ala

cual bufanda.

..............................Tuerce el gesto.

Agarra su maleta.

Y exclama secamente “se hace tarde”,

mientras emprende

el camino de la Tierra,

errante en busca de un

perpetuo verano,

como un último y heroico

sobreviviente de otros mundos.



que no soy ateo, copón


Una cosita sí os digo. Que yo no soy ateo. Por las dudas, lo digo.
De verdad.
No hace falta aclarar lo que significa etimológicamente la palabreja,
os supongo al tanto.
Definirse como ateo significa dividir el mundo en 2, los creyentes
y los no creyentes (theos y a-theos). Es muy reduccionista definirse así. Un ejemplo
futbolístico: sería como dividir la pluralidad del fútbol en 2, clasificando
a la gente en barcelonistas y no barcelonistas. Entonces yo sería "no-barcelonista". Pero esto es absurdo. No se define uno por lo que no es,
si no por lo que es. Prefiero definirme como una persona crítica,
librepensadora (libre ente comillas claro, la limitada libertad
que nos dejan unos cuantos condicionantes), dominguera...
Por otro lado, yo no entiendo ni cómo funciona un teléfono móvil.
Alucino con que la voz de alguien pueda sonar a miles de kilómetros
y sin necesidad de cables. Miradlo un poco, con ojos nuevos, es jodido
explicar cómo es posible algo así. Por tanto no entiendo ni las cosas
más cotidianas, no me llega el entendimiento para saber lo que hay
o no hay detrás de la muerte. Que yo no lo entienda no significa
que no pueda existir algo. No me llega la soberbia para negar lo que
no entiendo. Hay una parte de espiritualidad que no me abandona.
Pero no es una espiritualidad unida a ninguna religión en particular.
Lo que no me gusta y eso me suele situar en contra de las religiones
es la peculiar manera que tiene el ser humano de pretender manipular
e imponer ideas absurdas a otros seres humanos. No os voy a dar
mucho la brasa con esto. Sólo una cosa, esto que se oye a veces
de que no existen ateos sino agnósticos, porque no se puede probar
la no-existencia de Dios, me parece una bobada monumental.
Es de Lógica de primero de carrera. El que niega algo no tiene que
probar nada en absoluto. En todo caso tendrá que probarlo el
que afirma que existe algo. Vamos, que si uno dice que ahí afuera
no hay ningún elefante rosa no hay que probar nada. ¿Qué pruebas
se pueden dar? En todo caso, el que tiene que dar pruebas es el que
afirme que lo hay. ¿Me se entiende?

sábado, 5 de diciembre de 2009

MANIPULACIÓN I


Si quisiéramos manipular a alguien, pongamos a un grupo de 10 amigos, imponerles nuestro criterio, que se comportaran de una determinada manera que a nosotros nos parezca adecuada o aún mejor que se comporten y piensen de esa manera, para empezar tendríamos que recurrir a los "clásicos". ¿Qué han hecho los "grandes manipuladores" a lo largo de la historia? los profesionales, los que le han dedicado a esto de manipular, tiempo y energía.


Lo primero nos dirían, sería restringir la información. Sólo podría llegar nuestra idea. Pero tan importante como que llegue la nuestra es que no llegue ninguna otra. Pensemos por ejemplo en Irán prohibiendo la "música occidental" (¿?: por cierto, Fran Perea es música occidental? Bien, hay que respetar a Irán eh). Las dictaduras siempre lo han tenido claro, hay que prohibir la música. En Argentina, de las primeras cosas que hacían los golpistas militares era prohibir el tango. Algunos tangos por ser subversivos (Pan) en su letra otros por derrotistas (Cambalache).

Cualquier resquicio a través del cual pueda entrar un pensamiento divergente puede ser el germen que derroque el pensamiento único. Por tanto, controlar la información.


Otro clásico de la manipulación es el control absoluto de los métodos coercitivos. Si alguien se permite el lujo de discrepar siempre nos quedará la tortura, la cárcel, algo realmente contundente, intentando eso sí, una cierta discreción, si puede ser una tortura "invisible", que no trascienda y de la que no se hable, mejor (40 años de franquismo son un buen ejemplo).


Otros clásicos son cómo no, el tener un enemigo exterior, es decir "hay que tomar medidas porque si no...", si no... nos invadirán, degenerará la cultura, se perderán nuestras tradiciones, la familia se hundirá, etc". También es muy importante dotar de una ideología que rearme, que los manipulados puedan transmitir degeneración en generación, unos valores.


Para lograr todo esto, hay entornos que son especialmente privilegiados. Para que la información no fluya, o fluya sólo la nuestra, no hay nada como un entorno muy cerrado. Por ejemplo una cárcel, una sociedad que no se relacione con el exterior (¿se os ocurren ejemplos?), una secta cuyo primer punto en su decálogo de actuación es cortar los vínculos con otras personas, un colegio privado con normas muy estrictas...


Pero manipular, con estos métodos tan obscenos, no es nada fácil hoy en día. Son sobradamente conocidos y topan con varios problemas que hacen que se tenga que recurrir a formas mucho más sutiles. Como tantas cosas, el arte de manipular ha tenido que refinarse a lo largo de la historia. La mejor manipulación, no hay duda, es la que pasa desapercibida. Aunque siempre hay nostálgicos de los viejos métodos y que además les funciona. Berlusconi es uno de ellos, con casi todos los medios de comunicación en Italia. No creeríais lo que se desconoce de Berlusconi en Italia, simplemente porque allí no se publica.


Pero por qué os cuento esto. Porque hay otros grandes "profesionales" del tema, que han visto mermada su capacidad de influencia. El flujo de información de nuestra sociedad se lo pone muy difícil a la Iglesia. Generalmente beneficiada por tener el monopolio del mensaje único, de la formación en la escuela, del apoyo gubernamental, hoy día tiene que renovar su manera de influir. La era de internet, de la Tv, o simplemente de la movilidad, del intercambio de información, les puede. Se calcula que la cantidad de información que hoy día maneja un niño de 6 años es equivalente a la que manejaba un emperador romano dirigiendo su imperio. Solamente pensad el bombardeo continuo de imágenes, música, publicidad, escuela, juego, dibujos a la que es sometido un niño, a la que estamos todos sometidos. Esto se resume en lo que el acervo populachero denomina "los niños de hoy... es que saben latín, no como nosotros".

Pero no me quiero desviar. El tema de los crucifijos en la escuela pública, si hay que retirarlos o no, es un ejemplo más de la pérdida de privilegios de la Iglesia que trágicamente asiste a su declive.


Para mí el tema de los crucifijos es un tema que está bastante claro, lo que me llama la atención es asistir al debate, a los argumentos que se esgrimen desde cada trinchera. Hay cosas que nunca dejarán de llamarme la atención, una de ellas es la incapacidad de los católicos para darse cuenta que ellos también pueden ofender, que su simbología, su cruz, sus ritos, su presencia en lo público pueden molestar. ¿Pero a ti, qué más te da, te molesta el crucifijo? te sueltan de sopetón, como no dando crédito, como si fuera imposible.... eeeeh pueeees sí, lo siento, me molesta... y a pesar de oirlo siguen sin dar crédito, "pero si transmite valores... si es algo bueno... si... si ... si...", ya, ya, pero es que no me escuchaste, que me molesta digo. Nunca se valorará lo suficiente lo que llamo la paciencia del ateo. Sí, sí, la paciencia. Paralelo a la mandíbula de cristal de los católicos, que rápidamente se sienten ofendidos ya sea por una película, ya sea por una campaña publicitaria en un autobús, y llegan a reclamar el boicot manifestándose a la puerta de un cine, ahí están los ateos sin abrir la boca, sin manifestarse, por hechos tan curiosos como por ejemplo, que un gobernante político jure su cargo delante de un crucifijo (en un estado aconfesional según dice la Constitución), por no entrar en otros charcos más sutiles.


Las palabras acaban perdiendo su significado, si Rouco, denuncia que la retirada de los crucifijos es una imposición, es que la palabras definitivamente son completamente manipulables y pueden significar lo que nos dé la gana (esto ya lo decía Lewis Carrol). Nadie, ningún ateo, libre pensador, o persona crítica en general quiere imponer nada, y de hecho una persona crítica que se precie de serlo velará porque las personas que viven legitimamente un sentimiento religioso, sea del signo que sea, puedan expresarlo, y tengan libertad para poder vivirlo. Lo que se pide es que los que no, los que les molesta lo religioso, por los motivos que sean, no lo tengan que vivir obligatoriamente y en este caso no tengan que ver obligatoriamente la simbología de una religión en particular colgada de su pared. En un contexto público, en un Estado laico y que por tanto tiene la necesidad de separar lo que es un ciudadano (todos) de lo que es un feligrés (sólo algunos) ¿Quién impone a quién? ¿Velarán los católicos por esa neutralidad del espacio público?
¿Una caterva de ateos desatados asaltarán enfurecidos los Belenes públicos sustituyéndolos por fotos de Belén Esteban? Quién sabe, son temas que nos desbordan.




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