sábado, 15 de septiembre de 2012

POR QUÉ FRANCO NO FUE MAGIC JOHNSON

       A mí no me enseñaron a pensar. Quizás por eso todavía me cuesta. Es una pena. Es más fácil enseñar a alguien a obedecer, si tienes los medios coercitivos para ello, que enseñar a alguien a pensar. A plantearse cosas. O a cuestionar la autoridad especialmente cuando no es autoridad si no poder. 

      

  El colegio al que fui era religioso. Y ya sabemos que en un contexto religioso, obedecer es un valor mayor que cuestionar. Recuerdo en 2º de BUP (qué viejo suena esto) al profesor de latín, conocido mundialmente como "el fabón". Un tipo especialmente desagradable con el sector masculino y baboso con el bello sexo,  defendiendo un razonamiento de política-ficción con el que apasionadamente pretendía defender a Franco. Decía el fabón que "si Franco se hubiera retirado tras el alzamiento, una vez vuelto el orden, y hubiera vuelto a los cuarteles, dejando que la democracia continuara, habría pasado a la posteridad como uno de los personajes más importantes de la historia de España". Hombre, parafraseando el refrán, si Franco en vez de dar un golpe de estado hubiera jugado al baloncesto igual hubiera sido Magic Johnson. Pero vamos, a lo que voy, que en ésas que está diciendo estas sandeces, un compañero y en aquella época muy amigo, de cuyo nombre me acuerdo perfectamente pero omitiré, levanta la voz y le discute. El fabón, nada acostumbrado a que le discutieran (no era cosa de él, la obediencia amigos la obediencia) empezó a ponerse rojo, iniciando un debate/bronca con tintes de hostilidad hacia  el "disidente" que el resto de la clase aprovechó para bajar la vista, guarecerse, dejar pasar el tiempo y calcular si con aquella distracción al fabón no le daría tiempo a preguntar en la pizarra. Evidentemente, allí empequeñecidos, hechos un ovillo sacando chepa y sin prestar mucha atención a lo que estaban diciendo, todos aprendimos algo. Solidario con mi amigo, pensé en todo este trance, que se la estaba jugando, porque era obvio que al fabón no le gustaba debatir y corría el riesgo de ser devorado. Lo cual el fabón intentó con su estilo despectivo habitual. Lo que aprendí yo, lamentablemente fue que era mejor estarse callado y no discutir la autoridad (más que autoridad poder). Desde un punto de vista pedagógico, el profesor fue a penalizar al único de la clase que pensaba, tenía más conocimiento, interés y además la personalidad como para discutirle. En este contexto de sofocar cualquier intento de pensamiento diferente que cuestionara al profesor me crié yo. En la competitividad más salvaje y la represión sexual. Como ejemplo diré que en cierta ocasión, debía ser 7º de EGB (uf, la viejunez), al profesor de inglés le dio por ponerse pedagógico, y puso en marcha la brillante idea de hacer un concurso en aquella evaluación. Los primeros en ese concurso sacarían sobresaliente y así sucesivamente. Los que quedaran eliminados a la primera serían suspensos. La mecánica del concurso consistía en competir unos con otros, por parejas, luchabas contra el compañero que te había caído en el sorteo. Tú le hacías una pregunta de vocabulario y si no la sabía palmaba. Palmaba a la de tres fallos. O tú, si fallabas sus preguntas. Esta dinámica significaba que para que tú aprobaras el otro tenía que suspender. Lo cual nos transmitía, seguramente sin pretenderlo el profesor, en los valores del sistema capitalista: para que unos países tengan riquezas, otras deben ser explotados. Evidentemente, a algunos nos parecía tan aberrante este individualismo salvaje, que transgrediendo la norma, cosa nada fácil en un ambiente tan atemorizante, decidimos pactar las preguntas, con lo cual no fallábamos y ganábamos tiempo para que gente de otras parejas perdiera y al menos no suspendíamos. Lo cual hizo que se eternizara el concurso durante meses. No era muy solidario, no era una rebelión, pero sobrevivías. 
Me educaron en el individualismo, el esfuerzo, la competitividad. No tanto en el librepensamiento. 

     En cuanto a la represión sexual, era especialmente surrealista. Ya metidos en los 80, determinados mitos como quedarse ciego si te masturbabas habían perdido tanta fuerza que ni siquiera en el ámbito marista se podían mantener. Había que manipular, pero huyendo del tópico. Y ahí, con 13 años, teníamos a nuestro tutor, uno de los más enrollados y queridos diciéndonos creando una cierta complicidad, como el que da un consejo y te da libertad para seguirlo, "cuidado, que el cuerpo al final, si abusas de él, con el tiempo lo pagas". Una especie de amenaza abstracta que caía sobre tu cabeza, que viniendo de quien venía al menos lo escuchabas y empezabas a dudar, joer si lo dice Don Ángel (no tenía mote, eso dice mucho de la cercanía con los alumnos), igual es que es malo. De las amenazas tópicas de siempre te podías defender, como dice Ernesto Sevilla, hombre si masturbándote te quedas ciego, ya pararé cuando lleve gafas. Pero de las amenazas abstractas, ay, qué hacer. Represión, culpa, castigo, tradiciones, obediencia, caridad, esfuerzo, individualismo, fomento de un superyó sádico, castración, competitividad, no pensar. Probablemente también hubo cosas positivas. Seguramente. Tendré que "pensarlo".

       Hoy en la manifestación -la énesima-, y las que quedan. Caminando junto a las 50.000 personas más parecidas a un millón que he visto nunca. Lo pensaba. Cuántos de mis ex compañeros estarían por ahí. Cuántos serán capaces de pensar. De salirse de los tópicos, ahora no ya sexuales si no económicos. Cuántos serán capaces de unirse. De buscar un bien común, acostumbrados como nos educaron en la competitividad y el individualismo. Al "buenismo" y la caridad. Cuántos serán capaces de cuestionar las tradiciones, desmarcarse de la influencia y la ideología paterna/materna, cuántos. Tomar conciencia es importante. Informarse para minimizar la manipulación. Despertarse. Leer. No estar anestesiados. Cuántos de mis compañeros iban, en tiempos, a las manifestaciones para pedir el 0,7 %?. ¿Estarían hoy por allí? A nadie le gusta sentirse mala gente. Como decía Helder Cámara, aquel obispo brasileño de la teología de la liberación, "si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy comunista". Hay gente muy dada a la caridad, pero menos a cuestionarse. A pensar y buscar alternativas al poder dominante.  A apoyarlas. Protestar. Exigir. Rebelarse. Hoy. Ahora. 





viernes, 14 de septiembre de 2012

QUE LE DEN CANDELA


Queda una semana para estar paseando por el malecón de La Habana, tomando un mojito en la bodeguita de enmedio y haciendo Psicodrama con un grupo indeterminado de artistas, psicólogos y psiquiatras cubanos. El viernes a la noche ya estaremos por allí. Uso el plural porque vamos 3. Y a duras penas tenemos idea de lo que nos encontraremos. Podríamos hacer una larga lista de cosas que no sabemos del grupo: el perfil de los participantes, su número, si se conocen entre sí, los conocimientos previos que tienen, ¿podremos usar un proyector para los power point que llevamos? Todo un reto para una personalidad como la mía tendente al control, con ciertos tintes de omnipotencia y con un ideal del yo hipertrofiado. Pero si algo representa el Psicodrama es la espontaneidad, habrá que confiar más que nunca en ella y en el grupo. El grupo es sabio. Si quieren implicarse tenemos medio camino hecho.

De momento las comunicaciones con la isla han rozado el surrealismo. Parece ser que conceptos como las líneas adsl, modems, wifi y demás no han llegado allí. No reciben los mails en ocasiones, aunque aquí sale aceptado. Hemos llegado a un punto en el que me ha empezado a dar igual si el visado es de turista o es de formación o qué. Ellos lo solucionarán cuando les convenga. Y bueno, es claro que les conviene. 

Algunas emociones y sensaciones se mezclan. No puedo esconder una simpatía por una gente que sufre un bloqueo inhumano desde hace años. Simpatía por un tipo de sociedad diferente que no tiene el individualismo y el capitalismo por bandera si no lo comunitario y el socialismo. Pero no se pueden negar las oscuridades de un sistema que para mantenerse tiene que hacer del adoctrinamiento y la falta de libertades un pilar fundamental. Admiración y tristeza. Simpatía y decepción. Contradicción. 

Me queda una semana para domar las fantasías temidas que son un racimo abundante. Frenar la intelectualización y virar hacia lo lúdico. ¡Winicott! Pase lo que pase será bueno. Y será histórico en nuestras vidas. Enriquecedor e inolvidable. Seguramente Moreno si nos estuviera viendo, se partiría de la risa. ¡Qué oportunidad y qué grande poder vivir esto, chico!


Ofrenda moreniana ante el inminente y catártico aterrizaje en La Habana:


Moreno que estás en los cielos, 
¡trae a nosotros tu Encuentro!, 
los actos nacientes pueblan la escena 
y fluye el proceso primario.

Enséñanos  la contratransferencia 
Que los caldeamientos caldeen 
y los yoes auxilien.
Permite que el grupo hable con voz verdadera.

Protégenos de las conservas culturales, 
de los roles congelados
de la preocupación y el narcisismo
de la intelectualización que frena la escena

Hágase la espontaneidad y la ternura,
en el aquí y ahora

Y líbranos de las resistencias. 

¡Amen!
(sin tilde)



domingo, 15 de julio de 2012

PORQUE NOS QUIEREN


Cuatro décadas de dictadura no se esfuman en unos años. Sólo desde la ingenuidad podemos pensar que ya ha pasado mucho tiempo, ha llovido mucho y la sociedad en la que vivimos es moderna y del s.XXI. Y menos aun si hay un sector del país que no ha podido cerrar su duelo y no ha podido siquiera enterrar a sus familiares. Al contrario, ciertas maneras de pensar heredadas, una forma de inconsciente colectivo, permanece porque ha quedado inscrita de forma profunda en el psiquismo de las personas, en nuestra parte más inconsciente. 

      Por otro lado la franja de edad de las personas que ahora detentan el poder y el dinero, de los grandes empresarios, jueces, presidentes de la ceoe, bancos, consejos de administración, etc. se sitúa muy habitualmente de los 50 años en adelante. Es decir, personas que se criaron en el franquismo y mamaron desde pequeños una forma más autoritaria de relacionarse. Desde la vinculación con los padres, mucho más basada en la sumisión que ahora. Hasta la relación con el poder, la figura del jefe. Hay para ello, múltiples ejemplos en el cine español de la época, como aquel director de sucursal bancaria de "Atraco a las tres" (1962), autoritario, inflexible, rígido, y con bigote, ante el que los trabajadores subordinados (los deliciosos J. L. Vázquez, Manuel Alexandre y Agustín González) se plegaban sumisamente, sin un pero, y un temor reverencial. Como digo, esto no desaparece de un día para otro. El famoso "te pego porque te quiero...lo hago por tu bien" en forma s.XXI sigue vigente. No hay más que ver las medidas del gobierno. Te recorto por tu bien, te reduzco derechos porque es la única manera, te bajo el sueldo porque es necesario, son corolarios de ese te pego porque te quiero. ¿Y ante eso, cómo reaccionamos? Hay una parte de la sociedad que se rebela, que protesta, obviamente. Pero es espeluznante cómo cala con facilidad en tanta gente ese mensaje fácil de "son medidas dolorosas pero necesarias". Como el niño, que tras haber hecho travesuras (me compré un coche, una casa) agacha la cabeza ante la reprimenda del padre (viviste por encima de tus posibilidades) y acepta los capones como algo necesario, -me pega porque me quiere-. Incluso, parece discernirse en algunas personas, obviamente de derechas, la nostalgia por una mayor contundencia. Por algo Rajoy no es del todo ese líder que esperan, y no logra una mayor unanimidad entre sus votantes, le falta algo, y ese algo es que no llega a ser suficientemente Aznar (hay que recordar que el PP aúna a toda la derecha, por tanto entre su arco electoral se acomoda con mayor o menor satisfacción gran parte de la oligarquía franquista). Como achacándole, que además de hacer los recortes, debería dar un golpe sobre la mesa y al más puro estilo chulesco aznariano soltar un par de exabruptos. Quizá por eso triunfa tanto Esperanza Aguirre. Ella sí mete caña, no como el blando de Rajoy. Mi abuela cuando hablaba de Franco, decía que no era una dictadura, ella lo llamaba, como tantos otros, una "dictablanda". Asumiendo que, bueno, sí, no votamos, pero todo lo que hace lo hace por nosotros -lo hace porque nos quiere-. Seguimos en un punto parecido. En el imaginario de gran parte de la sociedad, al menos de 10 millones (tal vez ahora alguno menos) papá Rajoy, sentado en su sillón a punto de irse a la cama, se fuma un puro preocupado por España, por los duros recortes que no quisiera hacer, pero que se ve obligado, por la nación, por España, por nosotros, que no sólo seremos los beneficiados si no que, ¡ay malnacidos!, no se lo agradecemos. Pero eso le da igual, porque como gran papá de todos, lo hará por  nuestro bien, a pesar de lo doloroso que le resulta.

      Ya he dicho alguna vez que Buenos Aires me recuerda mucho a Madrid. La ciudad más europea de Argentina. Y la ciudad del mundo donde más pintadas de corte social y reivindicativo que yo haya visto.  Sin duda tienen motivos. Hace unos años, paseando por sus calles, me gustaba apuntarlas en una pequeña libreta. Una libreta que no he vuelto a mirar pero alguna de esas pintadas se me quedó grabada, como aquella que decía "nos mean encima y decimos que llueve". La derecha tan gustosa de una autoridad fuerte, que no permita manifestaciones, que reprima cualquier tipo de atisbo de acampada, tan proclive a culpar a los demás y al "que se jodan", a la misa y al "como Dios manda", tan nostalgiosa de una versión 6.0 de la dictablanda, tolera los recortes y se identifica con ellos, de hecho podrían escribir en cualquier muro "nos mean encima, pero lo hacen porque nos quieren".



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