martes, 22 de diciembre de 2009

CINCO MINUTOS


....Soñé que me quedaban 5 minutos de vida. Era un día lluvioso como hoy. Iba a la altura de la calle Larra. Doblaba por Sagasta y un reloj de una marquesina marcaba justamente las ocho menos cinco. Más adelante dejé a mi izquierda Churruca y a grandes zancadas llegaba a la altura de Bilbao. Habían transcurrido unos 2 minutos. Bajé las escaleras del metro a toda velocidad, con la conciencia de que iba a morir. De que apuraba mis últimos momentos. Sentí un dolor agudo al bajar los últimos escalones, una punzada de nostalgia. Era la última vez que bajaría esas escaleras.
- ¿Y qué pasó?
....Todo transcurría muy rápido. El metro tardó 35 segundos. Una mujer mayor casi me arrolla al salir del vagón. Se parecía a mi madre. Me siento en el vagón y cierro los ojos. Los vuelvo a abrir y veo a una chica joven, estudiante, con rastas, mascando chicle. Me gustaba. Vuelvo a sentir una punzada. Nunca podré hablar con ella.
Sólo me quedan 2 minutos. Finalmente el tren arranca. Al introducirse en el túnel siento algo raro, no sé decirlo. Se me cierran los ojos y pienso ya está, se acabó, no volveré a abrirlos. Pasan varios segundos más y nada, ya no oigo nada. Vuelvo a abrir los ojos. Miro desesperado a mi alrededor, el vagón está extrañamente vacío. Un ciego sentado al fondo del vagón me mira sin mirar. La chica de rastas me da la espalda. Siento que no hay solución. He llegado a mi final. Cuento hacia atrás, 10, 9. Me despido de todo, de tantos sueños anteriores. Casi no puedo respirar. 8, 7, 6. Lucho por seguir ahí. Y no entiendo. No entiendo por qué. Por qué ahora. Por qué no puedo tener 5 minutos más. Si tuviera al menos 5 putos minutos más. Los ojos se me vacían. Hace tanto tiempo que no lloro.
Finalmente, la cuenta llega a 0.
- ¿Y?
- Y nada, ahí acaba el sueño.
- Pero cómo sabe que ha muerto.
- Lo sé. Simplemente. El sueño dura apenas 3 segundos más. Es como si mi mirada se elevara. Veo el vagón, la chica, el ciego y ya, en un plano picado acojonante.
Un silencio se hace entre los dos. Unos segundos. Tac Tic. Y sigue preguntando:
- Bien. Bueno. Y quién mira su muerte.
- No entiendo.
- Sí, para quién muere. Quién querría que lo viera.
- No sé. No quiero que nadie lo vea. No lo entiende. No muero para nadie ni para nada. Me angustia. sueño con ello pero no lo deseo. Qué voy a hacer, no puedo elegir.
Tarda más de un minuto en proseguir.
- Es un sueño. Nada más. Con cuántas cosas habrá soñado en su vida. ¿Recuerda? ¿Se cumplieron?
- No. No recuerdo. No lo sé. Nunca he sido bueno para recordar sueños. Sin embargo ahora estoy convencido de que va a ser así. No puedo hacer nada.
- Claro que podrá. Tiene que poder. Nos vemos todos los martes ¿no?
....Una leve mueca de sarcasmo se le dibuja en los ojos. Por unos segundos se le congela extendiéndose por el rostro.
- Y sin embargo hay algo inquietante en todo esto, la precisión, lo cuenta con tanta precisión...
El reloj marca las ocho menos 1o.
- Bien Roberto, espero verle el próximo día. Pero hágame un favor, hoy no tome el metro, -sonríe-,... por las dudas. Se miran durante un instante. Roberto baja la vista.
Al llegar a la calle ya ha entendido que su maldita cuenta atrás ha comenzado y entiende que todo lo que ha vivido ha sido necesario para llegar a ser quien ha sido. Y no le sobra nada. Casi sin querer, sale de Mejía Lequerica y toma la calle Larra. Dobla por Sagasta y mira de reojo a la marquesina. A grandes zancadas llega al altura de Bilbao y baja desbocado las escaleras. Los ojos se le deshacen. Un dolor agudo y conocido le atraviesa. Al llegar su vagón una mujer mayor casi le arrolla al salir. y Roberto no puede dejar de pensar que todo se cumple según lo previsto. Una chica con rastas, de pié junto a la puerta, le mira sin interés. Desesperado mira al ciego que le mira y comprende todo. Va a morir. Ya no tiene ojos, sólo agua. Los cierra y se despide. El círculo se cierra.
- Por favor, 5 minutos, quiero tener 5 putos minutos más. Tac tic tac.
- Me ahogo.
....Vuelve a abrir los ojos y cuenta hacia atrás. Y piensa en dormirse. Dormirse para escapar. Qué idiotez. Esto se acaba. No puedo más.
....Y fue en ese momento. cuando las agujas se cerraban sobre las ocho. En ese momento. Cuando ya solamente un hilo de aire entraba en sus pulmones. Justamente, en ese momento. Cerró los ojos, y decidió volver a despertarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

PAÍSES VISITADOS


visited 15 states (6.66%)
Create your own visited map of The World